
Mini-monólogo de hoy: Mi marido
Hoy me he levantado de buen humor. He dormido bien: el peque solo se ha levantado 2 veces. Así que he pensado en escribir un mini-monólogo de los míos.
“¿De los tuyos?”, te preguntarás.
Sí, de los míos, porque desde que soy mamá he de rentabilizar el tiempo. Más que nunca el tiempo es ORO. Así que cuando alguien me pregunta “¿qué tal?” me siento con el derecho de hablar/desahogarme/explotar (y si no, ¡no haber preguntado!) y de soltarle todo de golpe, sin respirar, sin pausas… ¡A ver si me va a cambiar de tema y este es MI momento! Miro el reloj, mentalmente activo mi temporizador y pienso:
“Vale, tengo 3 minutos para explayarme. Nota mental: mete alguna gracia para mantener su atención. ¿Estás lista? 3, 2, 1…”
Y empieza mi mini-monólogo. Hoy voy a escribir sobre mi marido porque hoy me he dado cuenta que mi marido corre peligro, especialmente en la toma de las 4 de la mañana, que es cuando se me ocurren mis mejores ideas como, por ejemplo, ideas de decoración del salón: esa habitación de la casa cuyos muebles hemos reubicado mil veces. Y es que, desde que doy el pecho, me paso tantas horas ahí mirando a mi alrededor que siempre me vienen nuevas ideas: «esa librería Billy tal vez quedaría mejor al lado de la ventana» «¿y si colgamos el cuadro a la izquierda…?» Mi marido, #ElPobre /#ElSanto, ya me mira con cara de terror cuando me ve aparecer por la mañana y le digo: “¿Sabes? He estado pensando…” Pero él es listo, muy listo. Y ha dominado una técnica que se llama: “Rápido, cambia de tema, despista. Ha dormido poco, no se acordará de qué estaba hablando”. Y me responde: “¿Sabes que hoy has roncado?” “¿YO? ¡Pero qué dices! Si yo nunca ronco.” Él se ríe, me besa y me pregunta si voy a levantar al peque. “Ya está, (“Hola, soy Dori”) se me ha olvidado lo que te iba a decir. Te tenía que contar algo y ya no sé lo que es.» Y pienso: esta noche me acordaré y mañana no te escapas.
Así llevo una semana.
No me entendáis mal, no me quejo de él, ni una mijita, como dicen en su tierra. Es, como dice mi madre «un Santo». Un día de estos os contaré nuestro ataque de risa en las clases de preparto, cómo me ayudó en el parto (que para mí fue mágico tenerle en el paritorio) y, si él me da permiso, os contaré alguna cosilla que me hizo reír durante la dilatación.
¡Hasta mañana!
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Maqui. Mi mamá manitas artesana particular.
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3 Comentarios
Marta
Muy bueno, Eleni! Me he reído un buen rato!!
La parte mala es que sé que todo es verdad, jeje
Mamá del cachorro
¡Muchas gracias Martita! Yo creo que eso es lo mejor, que todo es verdad, verdadera. Sobre todo, lo de que mi marido es un santo 🙂
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